Ya no dialogan tan abiertamente como sus obras anteriores con el arte contemporáneo consagrado que es producido en Londres u otros centros. En su zoomorfismo verosímil, sus poses al borde del acto devorador salvaje evocan el dinamismo efectista de la escultura helenística o barroca. Trabados en lucha mediante una hábil narrativa teatral que puede leerse como alegoría de muchas cuestiones (el campo social del arte, la sociedad capitalista, etcétera), estos animales se vinculan entre sí en escenas dramáticas de una pirámide alimentaria donde parecen estar por comerse unos a otros (menos el conejo, pura presa) y también se relacionan con el público. Por más que muestren ferozmente sus garras o colmillos, tienen en común con las mascotas cierta antropometría: ciertas medidas adecuadas a las del ser humano.
En trastienda pueden verse pinturas de su serie Retratos (2000), donde Tavolini imita los fondos azul neutro de las fotos carnet color. (Más en www.alejandratavolini.com/). La galería produjo además una muestra de Cecilia Font que abre hoy a las 19 en Espiria restó bar (Montevideo 2124), como sexto episodio del ciclo "Espiria convoca".
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